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¡Descubriendo la Laguna de Pedro Palo! – Tena Cundinamarca

¿Dónde está ubicado este paraíso? Nada más y nada menos que en Tena, específicamente en la Vereda Catalamonte del Departamento de Cundinamarca. ¡Y no te preocupes! Tienes a la mano poblaciones cercanas como Tena, La Mesa y Mosquera.

¡Prepara tu suéter! ¿Eres amante del frio? La temperatura ronda por lo general los 16ºC. Perfecta para un día al aire libre.

Un vistazo general: La Laguna de Pedro Palo es parte de una red compuesta por ocho maravillosas reservas. Entre ellas destacan Poza Mansa, Tenasucá, La Cabaña, La Finca, el Hostal, Kilimanjaro, La Granja y Altos de Pedro Palo.

Este oasis verde no es solo un lugar para admirar. Sus dueños se han comprometido en proteger los bosques y las fuentes de agua que dan vida a la Laguna de Pedro Palo.

Diversión y cultura: Desde piedras simétricas que hablan de la historia del Zipa y su corte, hasta zonas ideales para el montañismo y el ecoturismo. Cada paso en Pedro Palo es un nuevo descubrimiento.

Belleza natural: Desde majestuosos bosques de robles y cedros, hasta zonas acuáticas con acacias y eucaliptos. La reserva te ofrece una diversidad botánica que te dejará sin palabras. Y, ¡atención amantes de las aves! La zona alberga 39 especies de aves, incluyendo el raro Colibrí Inca Negro.

Unas recomendaciones antes de ir: Recuerda que no puedes acampar cerca de la laguna ni bañarte en ella. Pero no te preocupes, hay mucho más que hacer y ver. Prepárate llevando alimentos, un botiquín, repelente, ropa cómoda, linterna y tu cámara para capturar la belleza del lugar. Y, por favor, cuidemos este paraíso: evita dañar la vegetación y no dejes basura.

“La Leyenda de Pedro Palo”

“Una bella india, en cinta, pescaba a la orilla de la apacible laguna; por desgracia logro coger en su anzuelo un sapo, dios sagrado de los chibchas; en ese mismo instante se desencadeno una espantosa tempestad, repercutiendo terriblemente en los montes el eco de los truenos.

La pobre pescadora, o más bien pecadora cayo al suelo partida por un rayo y al mismo tiempo nació la criatura que llevaba en su seno; el sapo entonces se mostró solidario recogió al inocente huérfano, lo bajo a sus dominios, al fondo de la laguna: con maternal ternura lo crió, lo educo y diariamente el niño salía a la orilla, tocaba una flauta hecha en canutillos de junco. Los indios de la vecindad resolvieron apoderarse del acuático infante, y una mañana uno de ellos se disimuló entre las matas, espero la salida del chico, se abalanzó sobre él sujetándolo fuertemente y se lo llevó al rancherío.

El muchacho acabó de crecer en medio de sus raptores y supo que el dios del rayo había matado a su madre. Juro vengar esta victima; para lograr su propósito, lanzo tres pelotas de hilo retorcido al cielo, se enredaron alas estrellas del firmamento y aprovechando esas aéreas cuerdas trepo al cielo y se dirigió al palacio de Kana; el anciano dios del rayo se encontraba ausente; encontró solamente a su esposa preparando la comida; al oír el regreso del soberano, con su acostumbrado acompañamiento de truenos, se metamorfoseó en murciélago, colgándose en una de las vigas del techo del aposento, y en el mismo momento en que el dios gritón, tomaba en su inmensa totuma la chicha, dejo caer en el liquido amarillo, un polvo de hierbas venenosas; el efecto esperado no tardó en hacer que el poderoso dios cayera al suelo muerto.

El joven había vengado a su madre, recobró su humana figura y sin piedad alguna ultimó a la mujer y a los de Kana; únicamente le perdonó la vida al más pequeño que dormía en su cuna y cargo con el hacia la tierra para criarlo. Durante muchas lunas no se volvió a oír el ruido del trueno, ni se vieron los relámpagos en el cielo. La criatura lloraba incesantemente causando returbación en el rancho y población; impaciente un día, el indio arrojó al río a su protegido; la corriente lo llevo de nuevo al cielo. Apenas llegó a sus dominios, principio a tronar de un extremo a otro del firmamento; había reaparecido en su reino, el nuevo dios del rayo: Kana.”

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